El trabajo de los artesanos en este tipo de obras es crear distintas simbologías, colocando de base el árbol como semejanza de vida y desarrollando una historia de espiritualidad de manera colorida. Siendo emblemático de los estados de Nayarit, el norte de Jalisco y una que otra zona de Zacatecas, el arte huichol se ha convertido en parte del patrimonio cultural de México, siendo un trabajo demandado por los artesanos locales, quienes se encargan de crear extravagantes obras muy coloridas, hechas de chaquira tejidas con estambre tsikurite. Son seres imaginarios conformados por elementos fisonómicos de diferentes animales, es decir, una combinación de varios animales fantásticos y reales. Esta artesanía nacional es sin duda el símbolo característico de los estados de Puebla y Tlaxcala, donde más se produce. La talavera fue introducida hace más de cuatro siglos por los colonizadores españoles, quienes importaron las técnicas de la alfarería árabe. Su proceso de elaboración consiste en hornear la losa vidriada y luego esmaltarla, lo que le proporciona el acabado brillante que la caracteriza.
La talavera poblana es reconocida como Patrimonio de la Humanidad y tiene su propia denominación de origen. La artesanía más representativa del estado de Oaxaca es sin duda el barro negro, originario del pueblo de San Bartolo Coyotepec, de donde se extrae la materia prima. Su elaboración conlleva un proceso de horneado; cuando se obtienen las piezas, éstas deben pulirse con mucho cuidado y también se bruñen antes de quemarlas. La estación emblemática es una colaboración del Museo de Arte Popular (MAP), la cual contiene imágenes con información referente a la biodiversidad, artesanías mexicanas y la vida cotidiana que se desarrolló durante la etapa del Porfiriato.
artesanías resaltan siempre a lo largo y ancho de nuestro país, sin mencionar lo cautivadoras que son para los que nos visitan desde el extranjero. En las faldas de la imponente Sierra Madre Occidental, Patrocinio López y Aurelia López Villegas entraman una historia de sabiduría y respeto por los saberes ancestrales. En este poblado opera, desde 1953, una escuela taller de rebocería, a cargo del destacado artesano Felipe Acevedo; ahí es posible observar el proceso completo de fabricación de la prenda que dura de 30 a 60 días en promedio y consta de 15 pasos, entre los que está el hervir o “atolar” el hilo, asolearlo, amarrarlo en bola, teñirlo y urdirlo. El origen de este arte es aún incierto, pues se dice que su nombre se debe al parecido que tiene con el elaborado en la ciudad de Talavera de la Reina, España. Sin embargo, y aunque la loza poblana se decora a semejanza de la dicha ciudad, ello no basta para suponer que hayan sido talaveranos los primeros loceros que llegaron a Puebla.
Los turistas pueden llegar a conocerlos por el día de Muertos y los impresionantes altares que decoran el centro del pueblo.
Ella es hablante de Náhuatl y a través de su trabajo conserva las tradiciones de la cultura de la Sierra Norte del estado de Puebla. Al ser elaboradas adquieren diversos valores simbólicos que obedecen a las cosmovisiones de cada una de las comunidades de donde emergieron; por ello, sus usos pueden ser tan variados que van desde la implementación doméstica o cotidiana hasta la ceremonial o sagrada. El lugar donde se elabora es en San Bartolo Coyotepec a solo sixteen kilómetros de la ciudad de Oaxaca, aquí la técnica especial de alfarería se ha heredado de generación en generación con el descubrimiento que dejó doña Rosa Real de Nieto. A lo largo y ancho de México se celebra durante los primeros días del mes de Noviembre el Día de Muertos, donde cada familia en sus hogares monta un altar para sus seres queridos ofrendándoles comida, bebida, dulces, frutas, caminos de flores, sal y algunas pertenencias que disfrutaban los difuntos cuando caminaban aún entre nosotros… Inspirados en diseños de la Cultura Zapoteca, realizando una combinación con estilos contemporáneos que darán un toque especial a cualquier espacio arquitectónico. Estas bellas piezas decorativas, a pesar de que se lleguen a realizar en grandes cantidades de un sólo ejemplar, jamás podrán igualarse una con la otra.
El contacto con el arte in style nos permite conocer el entorno del que proviene el maestro artesano, de donde obtiene la materia prima con la que realiza sus obras; pero también nos da acceso a su visión del mundo, tanto a nivel individual como colectivo. Cada pieza alberga el compendio de tradiciones ancestrales en estrecho vínculo con el entorno del cual surgieron y se nutrieron; así como la sensibilidad propia del artista que es capaz de condensar en sus piezas su procedencia como miembro de una comunidad. Toda peculiar relación hace que el trato directo con los artesanos brinde un acervo de enseñanzas técnicas, artísticas y también un invaluable cúmulo de lecciones humanas5.