Además, muchas veces sus oficios llegan hasta los lugares a los cuales la biomedicina o el sistema médico hegemónico no ha llegado por razones vinculadas con la geografía de los territorios o con las posibilidades económicas de las personas para acceder a los servicios de la medicina alopática, y este asunto los convierte en las primeras formas de atención de los padecimientos. En cuanto a las terapéuticas que llevan a cabo, estos sujetos usan diferentes materiales y recursos de origen mineral, vegetal o animal, que obtienen, por lo general, de sus entornos. También, en estos procedimientos de sanación, el arte de curar y la espiritualidad establecen fuertes vínculos (Sowell, 2002), y ello hace que la confianza en «Dios» o en la existencia de un ser superior adquiera una sustantiva importancia. Como se ha intentado destacar, el reconocimiento del artesano de la salud tanto como oficio y como categoría, que supone un saber-hacer y un hacer-bien, más que el resultado de un asunto azaroso, es una expresión de la circulación, la apropiación y el uso de saberes alrededor de modos concretos de entender y explicar las etiologías de las enfermedades y las epidemiologías socioculturales.
Y, sin lugar a dudas, esta es la pretensión que ha orientado la proposición de un concepto como el de artesanos de la salud, para hacer referencia a los oficios de hombres y mujeres campesinos, quienes con sus manos se han dedicado a cuidar la vida y atender los padecimientos de otros seres. No se trata, por esta vía, de invisibilizar las propias formas a través de las cuales los sujetos se nombran, sino de ahondar en otras posibilidades y comprensiones de aquello que las personas hacen, en lo que respecta a la salud, en los territorios que habitan. Evidentemente, luego de que diferentes personas despierten sus dones, podrán establecer redes y vías de intercambio con otros sujetos, mientras tanto, a la luz de los testimonios de los artesanos, lo más importante es el reconocimiento de la importancia del gusto y el llamado al servicio, esto es, la emergencia de la vocación. Tal y como muestra Sennet, «[…] toda artesanía se funda en una habilidad desarrollada en alto grado.
Conversando Con El Artesano
El mayor problema que encuentran estos artesanos se da en el abastecimiento de la materia prima y en la morosidad de las entregas. El requisito de poseer registro industrial para adquirir el oro ha originado que los artesanos más pequeños se aparten de esta actividad. Es oportuno recalcar que en artesanía, lo más importante es valorar –en cada uno de estos objetos hechos a mano– el valor simbólico que nos remonta a los hombres que originaron la tradición y nos acerca a quienes siguen recreándola con maestría. Además de canastas, las tejedoras producen otros utensilios tradicionales como abanicos y escobas, así como carteras destinadas a la comercialización en mercados artesanales locales y regionales. Sin embargo, en cuestiones de practicidad y volumen, el proceso industrial es mucho más eficiente que el proceso artesanal.
En otros distritos y provincias existen conglomerados artesanales en los que también se ha venido trabajando para mejorar la calidad y el diseño de los productos, procurando unir la tradición a la innovación. Tenemos, por ejemplo, productos artesanales importantes como la cerámica, en Chulucanas; el trabajo en coco; y con la fibra de banano orgánico, en Sullana; los telares, en Ayabaca y Huancabamba, en Paita y Sechura las artesanías con productos marinos. Dicha importancia cultural llevó al Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) a establecer el Registro Nacional del Artesano (RNA) en 2022. Esta plataforma, vía el Sistema de Información para la Promoción y Desarrollo del Artesano (SIDPAR), facilita la inscripción y actualización de datos de artesanos, empresas, asociaciones e instituciones privadas relacionados con la actividad artesanal. A través de ella, los registrados pueden acceder a una serie de beneficios, tales como participar en convocatorias para actividades comerciales a nivel nacional e internacional, programas de formación, financiamiento y concursos, así como recibir capacitaciones técnicas, certificaciones de competencias y servicios de innovación tecnológica.
Productos
Las manos aluden al contacto, la exploración, la examinación, el diagnóstico; el pensamiento o la cabeza se relacionan con las formas de razonamiento y explicación a través de las que se toman decisiones y se escogen vías de intervención, y el corazón representa la opción por el servicio y, en la perspectiva de Boff (2014), los vínculos afectivos de cuidado, que se establecen entre estos agentes de la salud y los usuarios que los buscan. Lo anterior obliga a tomar distancia de cualquier consideración de los artesanos como operarios de una técnica y, al contrario, esta sinergia de manos, pensamiento y corazón hace verlos como hacedores reflexivos, cuyos oficios no se centran en la repetición sino en la creación y la transformación, pues ellos «representan la condición específicamente humana del compromiso» (Sennett, 2009, p. 17), es decir, del servicio a los otros. Ellos son sujetos mestizos, herederos de comunidades indígenas, comunidades negras y comunidades europeo-españolas. Sin embargo, a pesar de la fuerza y la imposición del patrón aculturador de origen europeo-español, estos hombres y mujeres le han dado continuidad a su vínculo con la tierra -materializada en las plantas, los animales y los minerales- y la magia, y han encontrado en estas los fundamentos y los elementos para llevar a cabo las prácticas a través de las cuales cuidan de la vida en todas sus formas. De tal modo, a pesar de su condición subordinada, estos campesinos son capaces de agenciar un diálogo de saberes y propiciar la puesta en marcha de formas de medicinas alternativas y complementarias.